Semana Gótica de Madrid: Mesa redonda sobre Lovecraft y la influencia del Horror Cósmico en los autores españoles

IMG_2436Como ya comentamos ayer por las redes, Los Búhos del Caos nos acercamos al Museo del Romanticismo para asistir a la II entrega de los Premios Le Fanu que otorga la Semana Gótica de Madrid desde el año 2016. Los galardonados en esta ocasión fueron Juan Ramón Biedma, Rafael Llopis y Ramsey Campbell. Tras escuchar un breve discurso por parte de los galardonados —En el caso de Llopis, el speech corrió a cargo de Alberto Ávila Salazar, ya que el primero no pudo acudir por motivos de salud. Asímismo, Ramsey Campbell tampoco pudo acercarse a recoger su galardón, pero al menos nos regaló un pequeño mensaje de agradecimiento que la propia organización nos mostró mediante una breve proyección—, se dio un pequeño descanso a los allí presentes para, a continuación, continuar con el plato fuerte de la noche: La influencia del horror cósmico en los escritores españoles de la actualidad; una mesa redonda en la que participaron el galardonado Juan Ramón Biedma, los autores Ismael Martínez Biurrun y Alberto López Aroca, los editores Javier Jiménez Barco (Barsoon y Costas de Carcosa) y Pablo Mazo (editor de Salto de Página), y Oscar Mariscal (articulista y traductor especializado en literatura fantastica y de ciencia ficción).

A modo de introducción, Óscar Mariscal comenzó con un extenso e interesantísimo speech dedicado a Lovecraft y, con una rigurosidad absoluta, desmenuzó los orígenes e inicios literarios del autor, deteniéndose en las diferentes publicaciones y en los giros y recorridos que dieron los cuentos de este a lo largo de su vida. Nos contó cómo Howard Phillips Lovecraft —por si algún lector rezagado aún no sabe qué significaban las siglas H.P.L (no, no significan Hewlett Packard)— era capaz de desarrollar todo un cuento alrededor de una simple idea esbozada en el margen de una hoja, o de qué forma se había descubierto en los últimos años que muchos cuentos que obraban a cargo de otros autores —clasificados como Colaboraciones—, en realidad estaban escritos casi por completo por este, aunque él nunca aceptó reconocer este hecho. Todo ello se ha descubierto gracias a la infinidad de correspondencia que permanece a buen recaudo, que, según los expertos, pudo ascender a más de cien mil de ellas. ¿Os imagináis la cantidad de información interesante que se ha podido extraer de semejante archivo documental?

Tras esta larga introducción, el primero en tomar la palabra fue Ismael. Comentó lo curioso que le resultaba que, a pesar del evidente estilo recargado de Lovecraft y lo difícil que puede resultar para algunos su lectura, al final, casi todos los lectores que se acaban enamorando de su obra, son conscientes de las carencias de su escritura pero, sin embargo, acaban fascinados por lo que rodea a cada uno de sus escritos, y casi nadie es capaz a día de hoy de igualar ese tándem entre “deficiencia” —por catalogarlo de alguna manera— literaria y fascinación de la maravilla. Además, comentó cómo cada uno de sus cuentos, rebuscando mucho entre sus letras y haciendo un fuerte ejercicio de empatía hacia el autor, siempre guardan ese mensaje subliminal al respecto de la ininteligibilidad de los dioses cósmicos y el fracaso de la razón humana ante esos seres primigenios venidos del «vete a saber dónde»; una fórmula que repite una y otra vez pero que fusiona a la perfección.

Cuando Ismael le dio la palabra a Pablo, este nos habló de la maravillosa locura que supuso trabajar como editor con algunos autores y de la experiencia que vivió al hacerlo con Emilio Bueso. Le concedió el honor de ser uno de los mejores, si no el mejor autor con el que ha trabajado, y definió su mente como «un parque de atracciones demencial dirigido por el Joker». Además habló de Extraños EonesEdiciones Valdemar, 2014— como una muy buena novela que sabe coger la cosmogonía del mejor Lovecraft y llevársela a su propio terreno, sin renunciar a sus filias y fobias personales y dotarla de una identidad propia. Otra de las novelas que recomendó y que catalogó como la mejor obra española de tintes lovecraftianos del mercado español, es La Piel Fría, de Alberto Sánchez Piñol, de la cual se acaba de filmar una adaptación a cargo de Xavier Gens.

En el turno de Alberto asalta a Ismael —de forma argumental y figurada— al respecto de una de las cosas que este ha comentado. Difiere de la opinión de este y de otros muchos expertos y literatos que afirman que este o aquel autor escribían sus historias pensando siempre en una segunda lectura de los sucesos, en el caso de H.P.L., y cree que es un ejercicio de autocomplacencia el hacerlo una vez el autor muere. Con muy buen criterio, explicó que quizá Lovecraft escribía lo que se le pasaba por la cabeza, y que nunca pensó en dotar a sus cuentos de paralelismos sesudos referentes a la psique humana o a la trascendencia de la religión en la sociedad, por poner dos ejemplos que ofrecen algunos expertos.

Cuando la patata caliente le llegó a Biedma, este se detuvo un momento para pensar, y habló con esa tranquilidad que le caracteriza. Explicó que quizá, al hilo de lo que comentaba Ismael sobre lo bien que funciona la obra de Lovecraft a pesar de estar de esa forma escrito, las adaptaciones cinematográficas nunca han calado hondo por intentar plasmar fielmente las palabras del autor. En una obra tan sugerente como la del de Providence, es muy difícil dar con las imágenes precisas para que obra y espectador casen de forma perfecta, ya que muchas veces el intento por aclarar las cosas tiene un efecto contrario al que se busca en la literatura. Además, afirmó que él ha huido siempre de la faceta más conocida del autor y que, el tema de los Dioses Cósmicos y los tentáculos, por definirlo de alguna manera, nunca le ha atraído de la forma que a otros escritores fascina.

Javier entró en la palestra comentando cómo la obra de H.P.L. ha vagado durante mucho tiempo por infinidad de revistas y fanzines Pulp, dando lugar a increíbles cuentos e historias denominados Pastiches (historias que cogen elementos de diversos géneros y los funden en uno solo). Defendió con vehemencia este género de los que lo califican de negativo para la literatura y comentó que, a veces, sin tener que centrarse absolutamente en el canon de la bibliografía original y saltándote ciertas premisas, se pueden crear muy buenos cuentos que den con la tecla y definan exactamente el género como Lovecraftiano sin perder un ápice de identidad propia. Estos son los casos de The Wild of Claude Astur y Spawn of the Green Abyss, ambos relatos publicados en la revista Weird Tales en el años 1947 y 1946 respectivamente.

Como podéis ver, aun a grandes rasgos, la mesa redonda dio para muchos y muy interesantes temas. Por desgracia el tiempo se acabó para todos y, tras los agradecimientos de rigor a participantes y organizadores y los merecidos aplausos, abandonamos la sala y continuamos con nuestros propios debates bajo el amparo de la fresca noche madrileña. Como podéis imaginar, esto dio para otras muchas crónicas regadas de cerveza que, aunque me pese, quedarán en el recuerdo de cada uno.

 

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